domingo, 2 de septiembre de 2018

Reflexiones de final de agosto

El punto y final de la temporada estival es sin duda el tema más comentado desde que tengo uso de razón, nos pasamos los días previos a esa fecha mirándonos con cara consternada y diciendo esto se acaba.
Pues este año he decidido que esto no va a ser así, al menos para mí. He disfrutado de un verano maravilloso, si bien es cierto que julio lo he pasado trabajando no me importa porque lo hice con agrado y disfrutando de cada proyecto que se estaba gestando, y que ahora en septiembre retomaremos para darle forma e intentar que llegue a buen puerto. Además con mucho esfuerzo y esprintando pude cerrar el ordenador el 27 de julio. Que bien me ha sonado todo el verano decir desde julio hasta septiembre, me entraba la risilla floja de los niños pequeños y que agradecida estoy de haberlo podido hacer y disfrutar.
A partir de ese día y tras una comida familiar, a preparar mochilas y mi maleta, si habéis oído bien, porque este año también yo me he ido de vacaciones. Todo eran señales a mi alrededor una cena de importe 22,22, música celta, la recuperación de un sueño escrito desde el año anterior... todos los ingredientes apuntaban a esa dirección, iba a ser una experiencia inolvidable.
Contaros el viaje, bueno eso lo voy a ir desgranando poco a poco y en sucesivas entradas, todavía quedan muchas fotos por ver y momentos que integrar.
Si puedo decir que despido sin pena el mes de agosto, feliz por todo lo que me ha regalado cada día y es que revisando cada página del calendario puedo encontrar un motivo para sonreír, la mayoría de las veces hasta dos.
Soy muy consciente que para todos no ha sido así, yo también he tenido mis sinsabores, aunque mirando la balanza siempre gana lo mejor de cada minuto, espero que para todos también puede ser dentro de un tiempo.
Así que un beso con achuchón para agosto y un bienvenido septiembre.