lunes, 30 de octubre de 2017

A contracorriente

Como peces en el agua, así nos sentimos cuando estamos en nuestra zona de confort, y así podemos pasar nuestra vida, día tras día, sin preocuparnos que dirección seguir, total da igual pertenecemos a una gran comunidad que dirige y marca nuestro destino.
Y con esta foto y el tema elegido mi memoria se dirige al clásico de Disney Nemo, que narra la historia de un pezqueñín que decide salir de su mundo conocido para ver y explorar que había más allá, al otro lado de la barrera de corales. Con su salida al mundo exterior se enfrenta a peligros, oscuridades, sombras, miedos, y también nuevos compañeros como es el caso de Dory un pececito desmemoriado y divertido que trata de ayudarle, aunque como olvida lo que va haciendo le resulta de poca utilidad.

Primera parada para reflexión, ¿Qué tipo de compañeros de viaje prefiero, los útiles o los que me hacen reír? Sin duda los últimos porque esto de los compañeros de camino no son algo de usar, sino más bien de acompañar. No olvidemos que al final las decisiones y el rumbo de nuestra vida lo hemos de tomar nosotros.
Y volviendo al hilo de lo escrito os confieso que Dory es uno de mis personajes favoritos, porque vive el momento presente y es feliz. El ser un personaje de ficción lo convierte en un estereotipo algo exagerado, aunque a mi eso de poder borrar y hacer cuenta nueva de las cosas que no me gustan, me molaría mucho.

La segunda parada va para otro de los personajes que también me hace reflexionar: el padre, dejando atrás el suceso trágico que marca sus vidas, como es la muerte de la madre al inicio de la película, esta figura paterna me hace reflexionar sobre mis propias hijas, y en el sentimiento de pertenencia.
Conforme pasan los años intento prepararme para ese gran momento de abandono del nido, ese lugar que tan celosamente he creado, protegido y alimentado desde hace más de una década. Para hacerlo más llevadero he tirado de memoria y he recordado que tras esa figura de matriarca se esconde una mujer con unos sueños, metas y deseos, además de, que están esperando para ser cumplidos. Así que en este punto espero haber creado en ellas unas raíces sobre las que sostenerse y mantenerse así mismas, que ese alimento fuerte dé firmeza a los tallos y que crezcan hasta ser árboles maduros y fuertes. Y mientras todo esto va pasando poder encontrar esos ratos en los que poder dedicarme a otras cosas que me gustan y me llenan, además de.
Y porque vivo en sociedad, estos pensamientos han permanecido dormidos durante muchos años esperando que llegara el momento de despertar, de aprender a vivir aunque en muchas ocasiones mis decisiones me hagan nadar contra la corriente, y cuando descubres que no pasa nada, al contrario eres más coherente empiezas a disfrutar de nadar en la corriente. Sabiendo que en cualquier momento puedes descansar en una piedra, visitar nuevas cuevas, salir a la superficie a otear el horizonte y seguir viviendo en comunidad siendo cada día un poco más yo.

sábado, 28 de octubre de 2017

Señales en el camino

Hoy voy a escribir de algo que me encanta y es descubrir las pistas que el universo pone a nuestro alrededor para confirmarnos que estamos en lo que tenemos que hacer o a veces, sólo nos pone trabas para que podamos cambiar de proceder y dar un giro hacia otra parte.
Estas señales están para todos sólo que el día a día nos arrastra de tal forma que no somos capaces de notarlas, sólo cuando nos paramos y entrenamos un poco empezamos a percibir que no estamos solos y que cuidan de nosotros.
Se trata de pequeños detalles, a mí me llegan en forma de llamada telefónica, mensajes de WhatsApp, encontrarme con alguien, el nombre de una persona anónima que me evoca a otra , una película, un episodio de mi serie favorita en la que mencionan un poema especial para mi desde que lo encontré, The Road not taken de Robert Frost (este inciso es para recomendarlo), y así podría poneros un sinfín de ejemplos, sólo tenemos que estar atentos y vivir conscientemente.
Pero que palabro acabo de escribir "conscientemente",  y es que la práctica de yoga y un curso de mindfulness, te hablan de vivir y de saborear cada cosa y momento porque son únicos y no dejar que se pase eso que llamamos la vida sin enterarnos, que cada minuto cuente, de eso se trata esta historia que es la mía, es la tuya.
Recuerdo cuando una amiga tras una ruptura me dijo: ¿En que momento me han bajado del tren sin enterarme? ¿Cómo me han podido sacar así de la película?
En ese momento no supe que decirle, y ahora con mucho años pasados creo que empiezo a comprender, que somos los protagonistas y que nadie salvo nosotros mismos nos puede arrebatar el papel de estelar de nuestra historia. Y eso me conduce a bajar los pies a la tierra, a sentir las raíces y a cuidar como nuestro tallo crece, a vivir las estaciones, los días, la luz del sol, el soplo del viento, la escarcha de la noche, cada cosa que nos sucede como algo único y emocionante. Nos llegará de todo, tendremos altibajos, temas que preferiremos bordear hasta sortearlos, y se intercalarán los momentos, contarlos significará que estamos vivos .
Y dicho esto os dejo con mi señal favorita que son las plumas, me encanta saludarlas cuando aparecen en mi camino, me hacen sentirme segura de que alguien ahí arriba, llámalo cielo, universo...cuida de mí y me protege, las veo de todo tipo, blancas, negras, más finas, gruesas. Todas me valen y me devuelven la ilusión de creer que estoy en el camino y en definitiva ¡viva!


miércoles, 25 de octubre de 2017

Confesiones a la luz de la luna


La luna ha sido siempre objeto de numerosas leyendas, se convirtió en objeto del deseo de la humanidad que alcanzó a pisarla en 1.969, quizá fue sólo un andar de puntillas sobre esa gran esfera de luz, una forma de demostrar que la fuerza del hombre está por encima de todas las leyes naturales, aunque sea fugazmente.

Y bueno aunque admiro esta tenacidad de los humanos de establecer su supremacía sobre el universo, en el fondo sigo siendo una romántica, que cada vez que hay luna llena limpia sus piedras y las pone bajo su luz para que se llenen de energía y ..... Os confieso algo que me encanta hacer cada verano, aprovecho para salir al balcón y sentarme a tomar "baños de luna". 

En uno de estos momentos agarré papel y lápiz y escribí una larga carta, una misiva con destinatario pero sin matasellos, tan sólo confié en que el influjo de la "Luz de luna" lo llevara a quien correspondía y se que no estaba en los brazos de Morfeo, porque tengo la carta manuscrita como testigo. También puedo afirmar que llegó, ¿fue el "Hechizo la Luna"  que no pudo negarse a la decisión con que escribí mis palabras? Cada vez estoy más segura que así fue, porque cuando nuestros escritos suenan sinceros y salen del corazón, no hay límites ni fronteras para ellos, atraviesan mares, muros, montañas y cualquier obstáculo que se pueda interponer.

También se que llegaron porque hubo respuesta, por suerte esa persona reaccionó y hoy está en el camino y justo en el sitio que tiene que estar, y por lo que se feliz. Así que volveré a hacerlo una y otra vez, y si te apetece te invito a hacerlo porque es una experiencia lunar.