domingo, 22 de marzo de 2020

Agua y emociones en cascada


Durante mi visita a la Cascada Glencar, 
Condado de Sligo (Irlanda) lugar dónde 
el poeta W.B. Yeats solía ir para encontrar inspiración
Al despertarme hoy, y tras agradecer un nuevo día, lo siguiente que he hecho es comprobar la fecha: 22 de marzo, domingo. Y seguimos celebrando: dos efemérides vienen a mi cabeza, el Día del Agua y el cumpleaños de mi querida Yoli, así que voy a poner mi intención en escribir algo que los ensalce como merecen. 
Hoy celebramos el día Internacional del Agua, ese maravilloso elemento que es fuente de vida, tan necesario para la supervivencia; el cuerpo humano está formado por un 60% de agua, el cerebro necesita un 70%, la sangre un 80% y los pulmones se componen de un 90% de agua. 
Nuestro planeta está compuesto por una gran cantidad de agua: salada y dulce, en forma de hielo, mares, ríos, manantiales, en la superficie y subterráneas. El suelo necesita agua, las semillas necesitan ser regadas para obtener los nutrientes, el alimento que les permita crecer. 
Tanto es así que dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible el elemento Agua tiene dos ODS específicos: el Reto 6 Agua Limpia y Saneamiento y el Reto 14 Conservación de Mares y Océanos.
Desde el momento que somos conscientes de la existencia de este documento comienza nuestro particular granito de arena para contribuir a los mismos, porque esto no es solo cosa de los gobiernos y organizaciones internacionales, es trabajo de todos conseguir que las metas propuestas sean una realidad alcanzable.
El agua no sólo es un elemento de la naturaleza, sino que desde el punto de vista espiritual, tiene una gran significado. La asimilamos con el fluir de la vida, al igual que los ríos, las mareas, los acontecimientos tienen su propio devenir, van y vienen junto a los pensamientos a su antojo. A veces se quedan dentro de nosotros estancados, otras se van tan rápidos que se nos escurren de las manos.
Aunque sus propiedades físicas la despojan de sabor, olor y color, lo cierto es que su uso en la literatura la ha dotado de bellos atributos: Ojos azules, limpios y cristalinos como el mar, con ello nos referimos a una mirada limpia. Saborear su piel salada tras un baño en el mar, ha dado mucho de sí en el argumento de películas y novelas y su olor..... Algo muy característico para los que nacimos en un puerto de mar. 
Y así de la mano de la literatura cual pequeño río serpenteo en mi memoria hasta Jorge Manrique y sus Coplas a la muerte de su padre, con una parte de ellas rindo tributo a mi prima que en un día como hoy estaría celebrando una nueva vuelta al sol.

Copla III

Nuestra vida son los ríos
que van a dar en la mar,
qu´es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar 
e consumir; 
allí los ríos caudales, 
allí los otros medianos 
e mas chicos; 
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
e los ricos

Me quedo de toda la obra con esta copla, porque utiliza como metáfora el agua y sus cualidades para explicar la efimeridad de la vida y como todos somos iguales cuando llega el final, y porque en vez de utilizar el llanto y la pena, en el fondo nos anima a aprovechar cada momento de nuestra existencia. El lugar de destino es el mismo para todos, así que de nosotros depende el enfoque que decidamos darle, podemos convertir nuestro paso por este mundo en un valle de lágrimas, podemos pasar ocultos bajo el suelo, sin apenas ser notados y podemos ser arroyo que proviene del deshielo de las cumbres montañosas.
Ella pasó dejando un ejemplo de valentía y arrojo ante lo que le toco vivir, cuando estaba bien era la primera que se pintaba el ojo y a la calle, dejó hacer a la ciencia probando todo tipo de tratamientos, y se trazó una meta que pudo ver cumplida al final de sus días. La elegimos como madrina de nuestra hija pequeña, a sabiendas de que empezaba a tener una fecha fin en esta vida, y aún sí decidimos que su impronta quedara en la pila de bautismo.
Desde estas líneas mi respeto al agua fuente de nuestra vida y a todos los que hoy, 22 de marzo de 2020, están celebrando su inicio de ronda solar.
Y por supuesto #yomequedoencasa apostando por la vida y por el futuro.
 

domingo, 15 de marzo de 2020

Recuerdos de niña

Sintiendo los latidos del corazón
Si tuvieras que destacar algo de tu infancia ¿Qué sería? ¿un olor? ¿una canción? ¿una serie?, puedes elegirlos todos porque …….. ¿Qué es nuestro pasado sino un conjunto de sensaciones que a modo de ráfaga nos llegan y nos transportan caprichosamente hacia atrás para devolvernos al presente? 
Os contaré que recuerdos tengo yo y cómo me llegan, las castañas, cada vez que veo un puesto, y ya quedan pocos, me recreo en el olor al humo, en la textura, en como se tiznan mis deditos mientras las estoy pelando, y por fin llego al fruto, pequeño, rugoso y carnoso que me encanta masticar. Las castañas marcan el inicio de noviembre y el día de todos los Santos.
Y claro he mencionado la palabra mágica, porque ese día me gusta comer los tradicionales Huesos de Santo, no sabría decir exactamente la receta, si recuerdo que llevan mucho azúcar y que me encantaba comerlos en casa de mis abuelos, ahora los encarga mi padre.
El potaje de bacalao en Viernes Santo, en ese momento no me apetecía nada comerme el guiso recién levantada, ahora lo hecho de menos, imagino que no la elaboración, porque ahora mismo está accesible a todos, más bien son las manos que lo hacían y la forma de sentarnos a la mesa.
Y tras muchos meses con esta entrada bloqueada sin saber cómo continuarla, hoy por encuentro como retomarla. Estamos en el día 2 del confinamiento, activado desde la CARM y Gobierno Central, para unidos poder vencer esta situación. Y ahora que soy madre, me preocupo, o más bien me ocupo de mis hijas y de mis mayores, a los que llevo ya varios días sin ir a verlos, por temor a que les pase algo.
Es entonces cuando más recuerdo la expresión de miedo y preocupación de mis abuelos y tía abuela, cuando el golpe de estado del 23F. Entonces no era un tema de salud pública, eran otras cuestiones. Y aunque sólo duró una noche, las despensas se abastecieron y las mentes se preparaban  para lo que pensaban estaba por venir. Y es que el miedo y los pensamientos son libres, el primero nos paraliza, los segundos campan a sus anchas dejándonos en ocasiones en tierra de nadie y a merced del viento que sople más fuerte.
Me reconozco en el supermercado con una mezcla de estupor, asombro y al mismo tiempo apresuramiento por comprar, y aunque intento mantener la calma, los siglos de experiencias familiares pasadas, me hacen dudar y coger la primera bandeja de carne que veo cerca, en casa ya pensaré como lo cocino. Lo importante es tenerlo. Salgo de mi letargo y me digo esto no puede estar pasando, es el siglo XXI, la campanilla con la llegada de un mail me devuelve a la realidad, claro es el año 2020, ¡sorpresa!  son las instrucciones de mi jefa para teletrabajar, porque no podemos salir de casa.
Un nuevo recuerdo viene a mi mente esta vez es mi padre, enseñándonos a nadar, y dándonos las instrucciones sobre como bañarnos, nos decía mirar al mar, el tiene su propio código, igual que vosotros tiene días muy buenos en los que os regala su azul y unas aguas cristalinas, más también hay días malos en el mes, en estos se revuelve con rabia y al igual que un corazón ennegrecido sus aguas se tornan de un verde oscuro. En esos momentos respetar su enfado y dejarlo pasar, sólo serán unos días de levante hasta que todo vuelva a la normalidad. Sed prudentes y responsables, contemplarlo en la distancia, leyendo un buen libro o comiendo un helado, el también se amansará.
Así que con estos recuerdos que escribo hoy, me quedo, porque encierran mucha sabiduría y me calman en este domingo 15 de marzo de 2020.... y aunque mi mente intenta sacarme de esta paz preguntando ¿Cómo recordarán mis hijas estos días? Con palmas, el himno de España en el barrio y un bombardeo de mensajes en las redes sociales, aunque lo más importante #nosotrosnosquedamosencasa y #juntospodemos.