domingo, 15 de septiembre de 2019

Efemérides: 15 de septiembre de 2001/2019

Casualidad o no, hoy es domingo y me toca publicar, tal y cómo establecí en mi calendario a principios de 2019. Pensaba dejarlo pasar, entre otras cosas porque no tenía previsto quedarme en Cartagena, mis planes eran disfrutar de una comida en Madrid, junto a María, mi hija la mayor, celebrando su 18 cumpleaños.
Dana me ha sugerido que es mejor quedarme en casa, cancelando mi tren, que fuerte que tras esa primera decepción me encuentre con el autobús esperando para salir, también destino a Madrid, y en un intento de seguir con mis planes me diga el conductor que está completo.
Se acabó, si algo me va mostrando la vida es que uno está allí dónde le corresponde, que podemos forzar las circunstancias, aunque dos noes creo que son más que evidentes para hacerme cambiar de opinión.
Así que ahí va mi felicitación de hoy para María, en vez estar allí con ella, se la hago llegar de la otra mejor forma que se hacerlo: escribiendo.

Pues sí, el 15 de septiembre de 2001 cambió mi vida para siempre. A las 12:57 p.m., lista para la cervecita del aperitivo y tras el ángelus, nacía mi primera hija. Fue un parto suave y bonito, con los dolores y molestias normales, decir otra cosa sería mentir. Estuvo amenizado todo por un chiste que contó el ginecólogo a mi pregunta de : "¿Es morenita o rubia?".
Junto a mí, Ginés, el padre de la criatura, que también protagonizó su anécdota divertida a la entrada del paritorio, en fin que llegaste hija, un sábado, en medio de risas y alegrías, cómo a ti te gusta, y con un sentido práctico ante la vida.
El primer día lo recuerdo con una avalancha de gente, todos querían conocerte, abuelos, tíos, primos, amigas.... Y yo sin calibrar muy bien que estaba pasando, creo que no fui consciente de lo cansada que estaba hasta que nos quedamos solas. Tu te pasaste el día durmiendo y sin prisas. A un buen observador no se le hubiera escapado la serenidad que te caracterizaría después antes determinadas situaciones. 
A partir de ese día mi vida no volvería a ser la misma, porque una vez
que eres madre, tu mundo da un giro de 180º, nada vuelve a ser como antes. Da igual libros, consejos, aunque son de agradecer, y documentales... Abres un capítulo que cada día termina con un continuará....Los miedos se duplican y parece que en el mundo no hay red suficiente para mitigar sus caídas, y vives cada día pendiente de sus necesidades, hasta que un día te das cuenta que sus demandas han cambiado y aunque puede parecerte doloroso, tenemos la elección de cambiar nuestras relaciones con los hijos y adaptarnos a lo que va viniendo y crear nuevos puentes para acceder a ellos.
Y un día te plantean que es el momento de vivir su historia y fui a echarme a llorar mientras pensaba: " Para nada, adelante mi valiente, a escalar tu montaña y coronar tus cimas".
Y ese es mi regalo para hoy, no puedo estar contigo físicamente, aunque si lo hice estando hace 18 años en el sitio más importante que podía haber imaginado, abriéndote la puerta para llegar a este mundo, y que puedas mostrarte tal y cómo eres.
Bienvenida a la vida adulta, tu tendrás tu balanza de ventajas e inconvenientes, ya sabes que la mía se inclina generalmente hacia lo positivo de cada momento, aunque tu decides.
Muchas felicidades corazón, sigue siendo como eres y yo te prometo seguir un consejo que me diste así que: " ya si eso dentro de un año escribo enciclopedias".




domingo, 8 de septiembre de 2019

Vasijas de barro

Durante el último viaje me observé a mi misma fotografiando sin parar grandes vasijas, tinajas, que habían pertenecido a la cultura minoica, y que servían principalmente para la conservación de alimentos. Aunque no creo que fuera sólo por la parte histórica porque lo que me llamaran la atención, más bien era su tamaño. Me preguntaba, si yo no soy muy alta, y apenas veo los bordes ¿cómo harían para volcar su contenido? ¿lo extraerían con un cazo? ¿alguien habría caído en su interior intentando extraer la mercancía?
Así que imaginé a personas trabajando para la construcción de la misma, creando a conciencia unas paredes fuertes que puedan cumplir con su cometido y perdurar en la historia llegando a nosotros. Dejando así quizá de forma involuntaria un legado que nos permitiera imaginar como sería una parte de su vida.
En medio de estas cavilaciones me encontraba, cuando vino a mí la imagen de Ghost en la que Demi Moore no puede dormir y se levanta a trabajar, mientras sus pensamientos se agolpan sobre su mente, como si de una meditación se tratara, concentrada su mirada en el torno, empieza a mover rítmicamente sus manos, creando círculos, arriba y abajo.
En ese momento nada la hacia presagiar lo que se avecinaba, aunque algo la alejó del sueño a  medianoche, y en este momento de mi vida en el que tengo ese tipo de despertares, pienso en que puedo hacer yo para volver a dormirme, y ese algo que haga ¿servirá para los demás?
Igual tengo mucho afán de perdurar, fruto quizá de pertenecer a una ciudad tri-milenaria, dónde a cada paso que das puedes encontrar restos de una vida pasada, puede ser también por esa intriga que me despierta el saber cómo viven los demás, que hacen en su día a día, como solucionan la logística familiar.
Cuando el insomnio me visita decido abrir el ordenador, las notas de Gmail en el móvil o una libreta y me lanzo a escribir, empezando por mi propia vida, anotando los sueños que tengo para luego comprobar cómo se han hecho realidad, me encanta como las imágenes aparecen un tanto sin sentido y luego un año o meses después adquieren significado, hago listas interminables de cosas por hacer....
Atrás quedaron las noches de agobio en las que me repetía tengo que volver a dormirme, era un bucle innecesario y que en nada me ayudaba.
Y así poco a poco vuelvo a los brazos de Morfeo, a veces me ayudo también con las páginas de un buen libro, todo es válido para poder volver a dormir. 

domingo, 1 de septiembre de 2019

Memorias de una tortuga

Sois muy lentas, ¡vamos más deprisa! que no llegamos - Cada mañana la madre les recriminaba a las hijas lo que tardaban en desayunar, vestirse y estar listas para salir.
Ella ya levantada más de hora y media, estaba arreglada, bueno con la raya pintada, las medias puestas y encima la bata de casa, que se vestía en el último minuto para no arrugarse.
Y así casi sin ser consciente las hojas del calendario comenzaron a caer, y tras los días los años. Cada día se repetía el mismo ritual, las niñas sin más remedio, se habían acostumbrado a las prisas de su madre, porque ya no sólo era por las mañanas, sino durante todo el día.
La vida se había convertido para ella en una carrera de obstáculos, y eso que recordaba las penurias que en sus años de estudiante había pasado en la clase de Educación Física saltando las vallas, ahora pensaba, "sería la reina de la pista". 
Cada vez que repetía esa frase, solía pararse a tocar sus rizos, mientras se reía y decía para sí misma, "y no de la pista de baile", en ese momento una nostalgia la invadía y recordaba sus años de universidad. Enseguida cual maestra de magia, con su varita borraba el instante y se disponía a alguna de las tareas pendientes, porque no podía permitirse parar ni un segundo.  
Así fue transcurriendo todo, hasta que en medio de su despertar personal, un buen día amaneció en Lentas, una pequeña ciudad costera de Creta, cuyo nombre nada tiene que ver con ir despacio o tortugas, al contrario proviene de  la palabra griega Λέντας, León en inglés, y hace honor a la figura moldeada en la montaña y que protege la bahía. Aún así le hacía gracia jugar con las palabras, y total a ella le evocaba esa sensación.
Este era el segundo viaje de este tipo que hacía, y había decidido dejarse llevar por completo, de nuevo, por las cosas que acontecieran. 
Con está disposición afrontó que cientos de granos de arena decidieran envolverla mientras se dirigía al laberinto, no iba sola, tres compañeras caminaban junto a ella, y en un momento en el que el viento las abrazó, con tal fuerza, que casi las tumba, decidieron estrecharse unas junto a otras formando un caparazón, y al grito de formación tortuga avanzaron juntas hasta su destino.
Al día siguiente alguien le contó algo relativo a la tortuga abuela, y aunque ella sólo era capaz de pensar en la tortuga Manuelita (canción autora Mª Elena Walsh), que tantas veces le había cantado a sus hijas, en su interior algo le dijo que era un tema para investigar a la vuelta.
En esas estábamos, ya finalizado el viaje, cuando se percató de un elemento decorativo, en su salón,  que la había acompañado durante años, tantos como los que habían transcurridos desde que se fue a estudiar a Madrid, "más de 20 seguro" - pensó.

Recordó el momento en que se había encaprichado con ella, porque brillaba mucho y tenía fuerza, cómo se la habían regalado, aun siendo una pieza costosa de hacer, y de que manera en distintas casas había convivido y participado de su vida. Sintió un profundo agradecimiento por la persona que la creó y por su hijo que le hizo este regalo, con quien compartió un año muy bonito. Se trataba de una tortuga, hecha en arcilla que había resistido al paso del tiempo y la mudanzas esperando a tener su momento. Y ese día es hoy.
La observó y pudo apreciar su gran caparazón, de malaquita en la vida real, y de gran brillo en ella, compuesto por 37 surcos ( muy interesante este número de estudiar, es primo, y si lo multiplicamos por múltiplos de 3, esto es lo que obtenemos 37x3:111, 37x6:222, 37x9:333... y así sucesivamente hasta 37x27:999). Además pudo entender porque simbólicamente ha sido elegido el animal para guardar las memorias a la espera de ser recordadas. Su avance lento, aunque seguro, su paciencia, perseverancia y longevidad, la han convertido en todo un símbolo en muchas culturas, protagonista de cuentos y leyendas, hasta le da nombre a un técnica usada en lo colegios para el control de estímulos e impulsos.
Como no mencionar la fábula de Esopo "La Tortuga y la Liebre" y o el libro "Lo que la tortuga sabe"  de la autora Donna Denomme, que tan buenos ratos le dieron.
Y como muchas veces no somos conscientes de lo que tenemos encontró otra tortuga más en su casa, en la mesilla, pequeña y escondida tras los joyeros.
Imagen de la pequeña "tortuga abuela"
Sintió que era tiempo de devolver cada cosa a su lugar, de honrar las experiencias pasadas para así soltar y volver a empezar. Que cada historia tenía su capítulo y que al igual que la tortuga disponía de mucho espacio en su caparazón ella podía albergar con amor todos sus capítulos en el corazón para así poder contarlos cada semana y que aquel que se acercara a su blog también los conociera. Que esta sería su forma de interconectar su vivencia con la del mundo que le rodea, y que al igual que las tortugas guardan la historia hasta poder ser contada, ella también lo haría de forma paulatina, aprovechando este regalo que la vida le ha regalado desgranando cada semana una pincelada de quien es.