domingo, 24 de febrero de 2019

La magia del arco iris

Ocurre que a veces tenemos que tomar decisiones y no sabemos por donde empezar. La mente, convertida en un potente estratega, toma posiciones, crea barricadas y comienza su bombardeo primero con un táctica muy sutil, la cual va reforzando hasta que en la mayoría de los casos consigue salirse con la suya.
¿Cuáles son su principales recursos? El primero de todos es el tiempo, total siempre queda mucho y podemos esperar un poco más, "mañana será otro día", "ahora tengo mejores cosas que hacer", "menudo lío".... y así podría pasar todo este post buscando excusas para posponer la situación. Bueno ahora muy de moda la palabra procrastinar, término que procede del latín  procrastinare y que se utiliza para definir la situación en la que estamos postergando o posponiendo una actividad que tenemos que atender por otra que nos produce más satisfacción (como yo que prefiero estar aquí escribiendo que doblando ropa).
Ya hemos desgranado dos de las poderosas armas que la mente humana utiliza, tiempo y satisfacción, en esas estamos cuando entra en juego otra variante: el miedo. Conforme se aproxima el momento de entrar en acción, empezamos a ver los pros y los contras de aquello que debemos hacer, la balanza a veces se decanta tanto por las cosas negativas que decidimos no acarrear este peso. 
Y así se nos puede pasar la vida, caminando de puntillas, para no molestar, ¿A quien? ¿A nosotros mismos?  
Es en ese momento, 8 de febrero, cuando descubro un arcoíris atravesando la puerta que había de cruzar, podría haberme pasado desapercibido aunque, lo vi, ahí estaba esperando a ser fotografiado y la más importante a ser traspasado.
Si repasamos la leyenda en torno a este fenómeno óptico y meteorológico, todos coinciden en los mismo, es un signo mágico que une los dos mundos, un puente que sólo las personas valerosas se atreven a cruzar, sabiendo que magnificas recompensas esperan al otro lado. A mi me gustó mucho una explicación que me dieron este verano y es que los arco iris acompañan a aquellos que han terminado una labor satisfactoriamente, sería algo así como una respuesta de la naturaleza que te confirma que aquello que habías emprendido está finalizado y cerrado.
Es cierto, que ese día estaba de curso y que salió fenomenal, aunque el arco lo vimos antes de iniciar la segunda sesión. Quizás aparecía tímidamente confirmando que es el momento de cerrar una etapa de incertidumbres, quejas y vueltas de un lado a otro, es la respuesta a que estamos haciendo las cosas bien y poniendo la mejor de nuestras intenciones.
Por otro lado estaréis conmigo en que somos unas suertudas por encontrarnos esta bonita bienvenida en el interior de un edificio donde se conjugaron miles de motitas sobre un rayito de sol y cuando además aquí llueve bien poquito ¿o no?

domingo, 17 de febrero de 2019

Un regalo inesperado

 ¿Qué son los regalos? ¿Cómo nos llegan? ¿Qué sentimos al recibirlos? ¿Sólo pueden venir encerrados en cajas?

Al nacer recibimos regalos visibles, todos acuden a conocernos con un paquetito envuelto que contiene ropita, colonia o cualquier otra cosa que la persona que ha pensado en nosotros y nuestros padres decide regalarnos. A medida que vamos creciendo siguen llegando más paquetes de esos envueltos, por reyes, por nuestro cumpleaños, santos... en principio siempre responden a fechas determinas y establecidas en el calendario.

Y así casi sin darnos cuenta entramos en un estado de consumismo, en el que siempre nos falta algo y no conseguimos disfrutar todo lo que tenemos.

En una época en la que la economía circular está de moda y se financian cientos de proyectos relacionados con cualquiera de los elementos que podamos imaginar, textil, comida, muebles...se impone también aprovechar cada cosa que nos pasa en la vida para sentirnos regalados.

Con el paso de los años un buen día descubrimos el valor de esos regalos que llegan a nuestra vida casi sin esperarlos y que no tienen grandes envoltorios ya que a veces su tamaño es tan grande que harían falta medio bosque para cubrirlos ( y si de verdad estamos tomando conciencia de este mundo hay que hacerlo desde cualquier forma).

Estoy pensando en los obsequios que nos llegan a través de una llamada inesperada, de alguien que hace siglos no habías visto y que dice que te encuentra fenomenal por teléfono y que se alegra hayas cruzado ese puente, la foto de ese puente que te regalan por tu cumpleaños transformada en pintura.

A ese mensaje de WhatsApp que te envían y envías y que llega just on time para quien lo recibe. Una canción de Marwan o de Dani Martin.  Cuando sales sin ganas y resulta ser una noche especial,  o ese café en el que te encuentras con un compañero que te recuerda todo lo que hiciste por él.  Ese viaje inesperado que no planeas y que te descubre quien eres sin envoltorio.
Ese vuelo que levanta la gaviota frente a tu ventana, y que por momentos te hace olvidar como te pone el coche en su recorrido.

Y lo mejor las personas que nos acompañan en nuestro caminar diario, familia, amigos, compañeros y todos los que llegan de forma anónima y se quedan para sumar, y lo que apenas pasan un minuto y no los vuelves a ver, aunque dejan su impronta.

Cada día recibimos cientos de regalos que nos vienen de muy diversas formas sólo tenemos que estar despiertos, recibirlos y siempre dar las gracias.




domingo, 10 de febrero de 2019

Imperativos y otras cuestiones



Esta semana os comparto esta reflexión firmada por Borges, y con la que estoy totalmente de acuerdo. 
Nacemos libres y sólo cuando vamos creciendo decidimos ir creando ataduras, que encorsetan nuestra forma de vida.
El primer recuerdo consciente que tengo es con las marcas de ropa, deseaba ser parte de la tribu, así que tras insistir a mi madre hasta la saciedad me compré una camiseta de una marca española, con nombre de enganche (este no es el sitio para hacer publicidad). Tras esta vinieron mis primeros vaqueros de marca, segura que tras ellos vendría "un tío grande" subiendo a un autobús. Esta última frase me daría para otra entrada sobre el uso de la publicidad sexista, aunque no es lo que me ocupa en este momento.
Estos son solo dos ejemplos de la manera en que vamos aceptando los imperativos en la vida hasta estar totalmente convencidos de que hacemos las cosas como queremos, y no como nos las venden.
En este momento y sentada en el sofá, releo la cita y me doy cuenta que efectivamente los sueños son parte mía, nadie puede obligarme a tenerlos, simplemente ocurren, como el que os relataba la otra semana. Cerramos los ojos y correteamos por esos lugares cargados de símbolos, a veces extraños otras familiares, lo que si os digo es que nunca me dejan indiferente.
Repaso también en este mes del amor el significado de "amar", y como evoluciona este sentimiento con el paso de los años. Aunque leí de muy jovencita El Principio, movida seguramente por la corriente de turno, ha sido hace muy poco cuando he descubierto esa diferencia entre querer y amar. Esa forma de vida sin condiciones en la que permites al corazón que hable junto a tu mente sin que esto turbe o altere tus decisiones, porque una vez que abres este pequeño músculo, que impulsa la vida, a la conciencia ya nada es igual.
Y con esto llego a leer, una pasión que me acompañe casi desde que fui capaz de sostener un libro, me faltarían adjetivos para definir ese olor que desprenden las hojas al ser pasadas, un inciso voy a intentar pasarme al  libro electrónico por cuestiones medioambientales, la sensación de caer en la siesta con el peso del libro sobre mi pecho y sobre todo la posibilidad de crear imágenes y protagonistas como yo desee, convirtiendo cada párrafo en un trozo de mi vida.
Cuando mis hijas eran más pequeñas intenté despertar esa pasión en ellas, y aunque lo probado de distintas formas no lo he conseguido, lo que se convirtió en una frustración para mí porque no entendía que estaba haciendo mal, ahora me doy cuenta ha sido de sus primeras e-lecciones de  sus vidas. Y es que leerán cuando ellas lo deseen, no cuando yo se lo imponga. De nuevo acepto que hago mi trabajo de jardinería, plantar la semilla, como ellas la dejen crecer esa es otra historia. 
Pues con esto de ser feliz, ocurre los mismo, nadie puede obligarnos, no es cuestión de convertir un estilo de vida en una esclavitud de estar siempre bien. A veces lloramos y somos felices porque eso es lo que deseamos hacer. Así que siente en cada momento que te hace feliz y vívelo o...  o no tu decides.

domingo, 3 de febrero de 2019

Un destino poderoso

¿El sueño? Aunque considerado por algunos como una pérdida de tiempo, hoy os traigo una historia que demuestra que no lo es, para nuestra protagonista el momento de ir a dormir significa abrir una puerta a la imaginación, una entrada a otros mundo en los que todo es posible. Cada mañana al levantarse, casi antes que el aseo matinal corre a apuntar en su libreta las imágenes que recuerda y que le ha dejado la noche. 
Unas veces son historias claras y nítidas, otras es una sucesión de hechos casi inconexos aunque cargados de gran simbolismo, sea cual sea el resultado nunca la dejan indiferente.
Aquella mañana tuvo que preguntarse varías veces si estaba despierta o seguía soñando, tras pellizcarse varias veces, decidió permanecer un rato más acostada, recordaba la historia vivida con total nitidez, eran tan claras las imágenes que se preguntaba si en realidad no habría sido una viajera en el tiempo.
Decidió que podía recrearse un poco más así que cerro sus ojos y volvió a la bulliciosa plaza de un mercado.
Ella vestía de blanco, con falda y un corpiño que realzaba su figura, una melena  adornaba sus hombros y una cinta de flores sujetaba los rizos para dejarle la frente despejada. Paseaba entre los diferentes puestos allí congregados, compraba unas flores aquí, especias al de la esquina, ungüentos a un forastero, a otros les recitaba poesías, iba de uno a otro cantando y dejaba siempre para el final el de los quesos, su favorito, allí se detenía un largo rato pues gustaba de hablar con su propietario.
En esto se encontraba cuando se acercó un caballero de gran altura y cara afilada, aunque apenas mayor que ella, parecía tener muchos más años pues su mirada delataba algún que otro sufrimiento y numerosas batallas.
El tendero se volvió a preguntarle al recién llegado que gustaba y mientras las miradas de ambos jóvenes se cruzaron, ella le sonrió, sabedora del efecto que la misma provocaba en los demás y el la escudriñó con ojos inquisidores, sabiendo que desde ese momento sus destinos se habían cruzado y que aunque intentará quitársela de la cabeza nunca la olvidaría.
Tras ese encuentro vinieron muchos más, sus vidas estaban unidas para siempre. Con el tiempo se casaron y formaron una familia, más todo no fue felicidad. Durante el segundo alumbramiento algo sucedió y ella se marchó dejándolo sólo y con dos criaturas.
Para él comenzaba el infierno en vida, y aún amándola decidió odiarla por haberlo dejado así. Es una reacción normal del corazón, una forma de protegernos culpando a los demás. Esta pena endureció el músculo de la vida, dejándolo tocado para esa existencia y las venideras.
Con el tiempo y con la ayuda de una mujer sabia de la comunidad consiguió salir hacia delante, criar esos hijos y transformar la memoria de ella en un sentimiento dulce a la espera de ser resarcido en otro momento.
¿Cuándo se volverían a encontrar? Esa sería la incógnita, ¿pactarían sus almas una nueva vida?
En esta pregunta se encontraba la protagonista cuando pensó que era el momento de levantarse y volver de nuevo al siglo XXI, ya iba justa de tiempo para empezar la mañana. Se sumergió de lleno en su rutina y tan sólo en algunos momentos se recreaba en esa historia tan real que decidió escribirla, porque olvidarla sería una pena.
Como final eligió la siguiente frase: 
El momento en que dos personas se reconocen fuera de las sueños, en que dos almas se tocan, es muy especial. Equivale al de una descarga poderosa de electricidad y da igual que vida tengamos cada uno porque la emoción está ahí y florece bajo la piel. Cuando un encuentro así se produce nada puede detenerlo, sólo queda disfrutarlo y dar las gracias por la oportunidad vivida.