domingo, 26 de noviembre de 2017

La tarde de los domingos

Días de familia, de recogimiento, días para pensar, días para sentir, días para dormir, días para vaguear, días de cine, días de palomitas, días de manta y sofá, días de plancha, días de sesión de tarde prorrogada hasta la noche, de pensar en las comidas de la semana.... Así son los domingos por la tarde.
En mi casa tenemos opiniones para todos los gustos, las hay que se levantan pensando en el lunes y se agobian, las que aprovechan para dormir y hacer los deberes y a mí que me gusta hacer un poco de todo lo que he dicho antes.
Me mola porque es mi tarde de las listas y los propósitos, con regustillo puedo ver que tengo cinco días por delante para hacer muchas cosas tanto en el trabajo como con mi familia, y aunque algunas de ellas parezcan rutina, finalmente no lo son porque siempre hay algo nuevo en el hecho de hacerlas. Y así va pasando la vida, día tras día cual rueda, quedando a nuestra merced poder hacerla apasionante, pudiendo convertir una estresante tarde de compras de Black Friday en la primera sesión de maquillaje de mi hija la mediana, acompañar a mi madre a comprar un regalo de pedida y echar dos horas en unos grandes almacenes, escuchar una conferencia de viernes por la tarde en la que se habla de las personas que suman en las organizaciones, disfrutar de una cena en la que se añade una nueva familia a la nuestra, ir a un bautizo y que te dejen tener a la bebe todo el tiempo en brazos y  dedicar unos minutos a agradecer todo lo que ha sido, esto también forma parte de estas tardes.

martes, 21 de noviembre de 2017

Un puente cualquiera

Este foto que veis corresponde a un cuadro que me regalaron por mi cumpleaños, la artista es Mª José Delgado y aunque ella dice que lo pintó en pocos días, a mi me gustó tanto que durante cinco años me dormía mientras observaba la espesura del bosque sin apenas percibir el sendero que en forma de puente conducía hacía alguna parte.
Antes de proseguir quiero hacer alguna aclaración más, el cuadro que es creación original, se inspira en una foto de un paisaje otoñal. La hizo un amigo en tierras lejanas, y me impactó nada más verla, tanto por la viveza de los colores: ocres, marrones, rojizos, amarillos, todos tienen cabida, como por el puente que asomaba tímido, un camino que quiere nacer, aunque se oculta, temeroso de hacerse notar.
Y toda esta explicación por Caprichos del destino se remonta a un año atrás, en otro cumpleaños, que esta vez celebraba en Nápoles. El motivo visitar a mi hermano que estaba de Erasmus. Aunque entre nosotros hay mucha diferencia de edad, no me había percatado de ella hasta que alguien, que luego me juró y perjuró que no me había mirado bien, me preguntó si era su madre. Mi cara debió ser un poema, porque a la chica se le fue el efecto del vino de la cena al centro de la tierra. Tanto me llegó que me acosté jurando a lo Scarlett O'Hara que no me volvería a pasar algo igual.
El sábado tras una maratoniana visita a Pompeya (paréntesis "volveré sin dudarlo"), me faltó tiempo para auto-regalarme una camiseta, la más juvenil que encontré, para poder ir a una fiesta "hippie" con mi hermano. Tengo que decir que aguantamos apenas un rato, y es que hay cosas que se hacen a los 20, y yo ya había pasado por el Madrid universitario.

Lo que importa es que volví decidida a darle una vuelta a mi armario, mi pelo... y ya, porque todo lo demás es lo que siempre había querido, sólo que crear una familia numerosa a veces te hace olvidarte de ti un poco. Y es que hay muchas pequeñas cosas que podemos hacer para sentirnos mejor.
La cuestión es que el cambio se debió notar, porque en menos de un mes, alguien se percató del mismo y fue de verás un antes y un después. Aquí hago un inciso, soy una convencida, de que el cambio empieza por la actitud de uno mismo hacía si, aunque si alguien que no esperas se da cuenta y te lo dice, el subidón es tan grande como cuando en la oca caes en los dados y subes del 26 al 53 y tiras porque te ha tocado.
Volviendo al tema, empezó un nuevo año y con el la búsqueda, ¿de? De mi sitio, mi peinado, mi estilo, y así podría seguir, en definitiva, se abría una nueva forma de entender la vida, en la que todas las piezas encajarían a la perfección.
Ese año no fue fácil, Up & Down, Arriba y Abajo, pasaba del enfado a la risa sin punto intermedio. Repasé algunas cosas sin hacer y sin decir, convencida de que para seguir tenía que soltarme, liberarme de esas cargas. Confieso que dejé a una persona por el camino, volviendo la vista atrás, imagino que fue necesario, no estoy orgullosa, aunque por algún motivo así debía ser. Si me la vuelvo a cruzar otra vez, le diré lo contenta que estoy de sus logros y de como ha conseguido ser feliz y que imagino las dificultades que debió atravesar para avanzar.
Para terminar eso me trajo el cuadro a mí, primero un trozo de bosque en el que se adivinaba una estructura de madera que invitaba a ser cruzada. Y lo hice, vaya que si.  Y que ahora unos cuantos años después miro la pintura,  ubicada en el comedor, y será una ilusión óptica, porque ahora veo la imagen de unos árboles que adornan los lados del camino y que a pesar de dar sombra, dejan cruzar a los rayos de sol.

domingo, 19 de noviembre de 2017

Mi cumpleaños

Hoy es mi cumpleaños, día para celebrar la vida, además de felicitar a la que me la dio doblemente. Porque a ella también le dieron la vida tal día como hoy. Desde pequeña me ha encantado celebrar mi cumpleaños, además de esperarlo con ansía, porque al ser de noviembre hay determinadas edades que te apremia cumplir, los 18 diría yo la que mas, me sentía especial ese día. Recibía telegramas de mi padrino dónde estuviera, la fiesta en casa, los regalos, porque si me gusta dar, por supuesto que también recibir y hasta versionaba la canción de Cecilia del Ramito de Violetas cambiando el 9 por el 19 de noviembre, tanto la canté que una amiga y mi tía me mandan flores virtuales hoy, ¿será casualidad?

Llevo desde primeras horas de la mañana recibiendo mensajes de felicitación, de mi familia, mi padrino, que ha cambiado el telegrama por el WhatsApp, mis grupos de compañeros de clase, del cole y del instituto, amigas de ayer y de hoy, amigos de risas y batallas, compañeros de trabajo... todos han dejado por un momento sus quehaceres y su vida, para escribirme unas palabras llenas de cariño y eso es de agradecer.
Este año que se ha ido, me deja con una vela más por soplar en el carnet de identidad, lo cual me alegra porque si repaso la mochila la veo cargada de color. He llorado mucho aunque he reído más, he sufrido acompañando en la enfermedad a dos personas que quiero mucho, lo bueno: ya les he acompañado en la celebración de su curación. Ahora tengo una tercera,  en plena historia, para ella: Ánimo esto también pasará. Interesados contactar con ... ¿eran así los anuncios por palabras?
Brindo por todos los que están empezando a creer que se puede, yo ya soy de esa religión: Sí se puede, bueno unos días más que otros, aunque lo importante es jugar.
Brindo por todos los que estáis allí cada día haciéndome el camino más fácil, con vuestras bromas, comentarios, abrazos, apreciaciones, por las cervecitas del viernes por la tarde, los desayunos de primera hora, los break en la oficina para comentar la jugada, los cafés en Ca Flor, los que lleváis toda la vida y los recién llegados, por los que escriben mail que me guardo para volver a leer y por supuesto para los silenciosos, que con estar ya llenáis.
Y ahora escribo el post número 21, cumpliendo El mito de los 21 días. Estas cosas de las teorías uno  las adapta como quiere, empecé el blog para mí, como medio para expresar aquello que voy viviendo, y en cada una de estas 21 entradas me he ido animando a quitar capas para sin miedo escribir lo que quiero contar.
Por todo ello: ¡Felicidades Chus por lo que eres y lo que está por llegar! y a todos:


martes, 14 de noviembre de 2017

Sobre dar y recibir

Si di fue porque me dieron, y aunque no me arrepiento de las cosas que di, porque las entregué con el corazón, si me ha enseñado la vida, que a veces forzar las circunstancias, sin que estas sean las naturales, puede pasar una factura muy cara.
Cuando ya crees que vas cogiendo el ritmo a esto de vivir, entonces te toca pasar de curso, y es que los aprendizajes son eso, lecciones que tenemos que poner en marcha.
De nada sirve toda la teoría del mundo si luego no la practicas, y cuando desde tu corazón sientes que ha llegado el momento, hazlo. Lo puedes retrasar aunque no funciona será como un despertador, suena la primera alarma, espaciada una segunda y la tercera llega de forma ininterrumpida hasta que te levantas.
En esto igual, si toca hacerlo adelante!!!.
Y en eso estoy, así que manos a la obra. Primero estoy escribiéndolo a modo de toma de conciencia, luego visualizaré y a la de tres ¡acción!.
En todo momento incorporo el mensaje de agradecimiento porque eso es de verdad lo que siento: por lo que me han dado, por lo que está por venir y por lo que yo he dado y estoy por dar.

viernes, 10 de noviembre de 2017

El amor incondicional

Hace unos días mi hija pequeña me preguntaba: "¿Mamá la palabra incondicional existe?", me sonreí y le dije claro, está formada por el sustantivo condicional y la acompaña el prefijo in-, y significa sin condiciones. Tras una breve explicación lingüística, le dije mejor te pongo un ejemplo y ya verás como no se te olvida.
Iba conduciendo y me quedaba el tiempo para completar la explicación hasta que llegáramos a casa, lo primero que me vino a la cabeza fue amor incondicional, así que empecé a hablarle del amor, de ese sentimiento en el que no ponemos condiciones, de ese que nos hincha el corazón sin necesidad de explicaciones, de ese que nos revolotea sobre el estómago cual mil mariposas en marcha, de ese amor que podemos experimentar sin nada a cambio, de AMOR  (lo que no muere A-MOR) en toda la extensión de la palabra.
Del sustantivo pasé al verbo: AMAR, y le explique lo que para mi significaba y la diferencia con QUERER. La diferencia entre el deseo y la posesión frente a la entrega sin más.
Cuando di por concluida la explicación, le pregunté para que quería saberlo, me dijo que tenía que escribir una historia con la palabra incondicional y que justo había pensado hacerla sobre el amor.
En su historia hay tres protagonistas; un rey, su hija (la princesa) y un campesino. Los jóvenes estaban enamorados aunque las diferencias sociales no les permitían llevar una vida juntos. Tal fue la tristeza de la joven que decidió dormir para siempre, abandono la vida consciente ante la negativa de todos. El rey desesperado al ver a su hija en esa situación llamó a curanderos, magos, brujas, intentó distraerla, aunque no sirvió de nada.
Tras mucho pensarlo, su corazón superó a la razón y llamó al chico diciéndole, no puedo darle la medicina que necesita, mira tu que puedes hacer. El joven corrió hasta su amada ayudándola a despertar. Hasta aquí el cuento, sencillamente genial y simple como la vida misma.
Claro que yo me quedé dándole alguna vuelta a otro final igualmente feliz aunque ligeramente diferente. En mi mundo adulto las cosas se complican más, el sueño de ella, se convierte en una metáfora del abandono de las ganas de vivir, una aceptación no consciente de la vida, así que me duermo, paso como un fantasma por la vida, me convierto hasta en un ser invisible, en definitiva me anestesio ante el dolor. El joven la ayuda a salir de ese letargo, lo personalizamos en el amor físico, además de una persona puede ser cualquier estímulo, lectura o señal que nos haga despertar en un determinado momento.
Es genial cuando dice que la ayuda porque verdaderamente sino deseamos hacerlo, nadie ni nada puede obligarnos. Cuantas veces hemos visto la solución para los demás tan clara que se lo hemos dicho con todo nuestro amor y emoción y después de asentirnos se han quedado tal cual, porque no estaban preparados, ni escuchando, simplemente no era su momento.
El padre-rey, representa nuestras propias limitaciones, aquellos sueños, metas que dejamos de cumplir porque nos dicen que no podemos, y sin intentarlo desistimos, porque alguien o algo nos hizo saber que no éramos suficientemente buenos o capaces.
Y colorín colorado, con este cuento me he quedado, con la sorpresa de lo que podemos aprender de unos peques de 10 años. Intuyendo que cuando recuperemos parte de ese niño que llevamos dentro todo será más fácil, o por lo menos será.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Cada día se aprende algo nuevo, a veces hasta dos















  • Café y tostadas de mantequilla, ahora cambiado por un té verde y pan integral con aceite.
  • Ducha.
  • Ropa elegida la noche anterior complementos incluidos, esto me asegura utilizar todas la bisutería del cajón y no llevar siempre los mismos pendientes, pulseras y anillo.
  • Perfume, fiel desde hace más de una década a Narciso.
  • En semanas alternas ejerzo de choferesa, eso me asegura mi rato de los 40 principales, el resto de los días Kiss FM.
  • Fichar y charlita con una compañera
  • Ordenador/teléfono/ordenador/Visita/teléfono/ordenador/comentario del día/ un poco de risas/ordenador/fichar otra vez.
  • Etc., etc.....
Y así podría seguir con la lista de las cosas que hago cada día y que se repiten a modo de pequeños rituales. Todos estos actos me ayudan a mantener mi zona de confort segura y tranquila.

Hace ya un tiempo sentí la necesidad de incorporar nuevas cosas, entre ellas escuchar una canción que me haga bailar recién levantada. Así que me puse manos a la obra y cada día elijo una diferente aunque casi siempre son letras conocidas que me permiten cantar y en ocasiones evocar recuerdos muy divertidos. Si por las mañanas voy un pelín deprisa la escucho por las noches, y como algunas son en inglés pongo el vídeo con la letra y práctico un rato. Confieso que esto me obliga a escucharlas dos veces, una para ejercitar el oído y la otra para sentir.

También hace unos meses que incorporé el agradecimiento consciente a mi día a día, no sigo un esquema fijo, a veces lo hago durante el momento concreto, en ocasiones preparo una larga lista de cosas que quiero agradecer despacio y cómo merecen y otras es un simple GRACIAS antes de quedarme dormida.

Hasta aquí tenía interiorizadas algunos de las cuestiones que hoy se han planteado en la charla Vivir con Alegría de Estrella Piqueras, y gracias a lo escuchado voy a integrar dos nuevos momentos, el del ejercicio mariposa, muy sencillo y que nos permite abrir cada día nuestros pulmones para RESPIRAR mejor, y creedme de esto se trata: de tomar oxígeno y soltar en cada exhalación aquello no queremos. Y la de hacerme una lista de logros, intentaré rememorar a ratitos la emoción que sentí en esos momentos. Entendiendo que en absoluto es una vuelta al pasado sino un sentir que sí se puede. Algunos no serán divinos de la muerte, en ese caso recordaré como se transformaron en oportunidades.

Para empezar os contaré el que se me ha venido hoy a la mente durante la charla; tenía 8 años y era verano, como cada año en el mes de julio acudíamos a los cursos de natación de la piscina municipal. Ese año para concluir el curso hicieron una competición con distintos clubes locales y regionales, y ahí estábamos todos los niños nerviosos y deseosos de saltar al agua.

Comenzaron las eliminatorias por edades y en todas me fui clasificando, con el tiempo justo, pero me colaba para la siguiente. Así durante un par de días hasta que me vi en la final. Mis monitores, Eduardo, Julián y Antonio, seguro que había más pero he nombrado a los que recuerdo, iban uno por uno animándonos, ya que competíamos con niños que entrenaban durante todo el año, creo que me dijeron que disfrutara y esas cosas.

Recuerdo como salté y empecé a nadar crowl como sino hubiera un mañana, veía los cuerpos de los otros nadadores, íbamos muy reñidos, seguí sin parar, recordando respirar pocas veces para no perder tiempo, y en un momento dejé de ver a los demás porque tocaba pared, había llegado. Cuando levanté la cabeza, vi a mi monitor listo para sacarme del agua y decirme enhorabuena eres medalla de bronce... Me supo a oro, jadeando levanté la cabeza a buscar a mis padres en la terraza de arriba y ver como me aplaudían.

Tuve poco tiempo para reponerme el justo para volver al agua porque también nadaba la prueba de espalda. Así que feliz y soñando con mi medalla me coloqué y al oír el pitido me impulsé hacia atrás, ahora si que no veía a nadie, sólo nadaba manteniendo el punto fijo para no torcerme mucho, al comprobar que me aproximaba me giré para ver la distancia y vi sólo agua en dos calles. No me dio tiempo a pensar, seguí nadando todo lo fuerte que pude hasta que sentí la pared.

Lo había vuelto a hacer, me había colado el pódium, de nuevo medalla de bronce.

La entrega de los metales fue un sueño, yo no tenía albornoz del club, así que me dejaron una camiseta y allí estaba yo con mi bañador de competición y mi señal roja en la frente de lo apretado del gorro,  los ojos rojos del cloro y de la emoción supongo, .lo había conseguido. Confié en mí y no pensé solo nade, por eso gané, y es que en la vida a lo mejor no tenemos que pensarla tanto sólo vivirla. Tengo dos medallas de bronce, un sueño cumplido y un abrazo muy fuerte que recibí de todos.

lunes, 6 de noviembre de 2017

No necesitamos decir nada

De todos es conocido que una imagen vale más que mil palabras, aún así le damos un gran valor a estas últimas. Convertimos ese torrente de letras ordenadas en una poderosa fuerza capaz de hundir el Titanic o de elevarnos a lo más alto del Himalaya.

Cuando fotografié la imagen que os muestro, pensé: "que tierno, una joven pareja entrelazando sus manos y mirándose a los ojos. Les acompaña la luna cual testigo silencioso del momento".

Sólo después de unos días me percaté de la frase que se interpone entre ellos, ¿Te gusto? y con cara de póker me pregunté ¿de verdad que hacía falta preguntar eso?  Pronto lo olvidé y empecé a describir el momento de esta forma:

Sus miradas me bastaban para imaginar una unión de almas, de esas que no necesitan ni una letra, ni una canción, ni un lugar dónde recordar que hicieron por primera vez.
Viéndolos percibo la chispa que desprenden sus ojos. Tejen una historia que saltaría del mundo de los invisibles para devolverles a ambos su luz. Estaba escrito que no se encontrarían hasta cumplir cada uno con su misión en la vida, y ese momento ha llegado.

El resto de lo que escribí lo dejo para otra ocasión, porque me vine arriba y me saltaron algunas escenas de película, creo que sin palabras, que tengo en la recámara para los por si.

Era para mi una verdad incuestionable que no se pueden comer espaguetis con tomate en una primera cita, esta teoría me la desmontó volver a ver una de mis películas favoritas de dibujos: La Dama y el Vagabundo. Y es que la imagen de los protagonistas, de este clásico de Disney, compartiendo un plato de pasta en la trastienda de un restaurante italiano, me transporta sin remedio a una velada con mantel de cuadros rojos y blancos, y a una gata con flores.

Otra de las escenas que me hace bailar el corazón transcurre en Memorias de África, se trata del momento en que Robert Redford  le lava el pelo a  Meryl Streep. Este gesto de la vida cotidiana, se convierte en un símbolo de sensualidad y generosidad, dónde el agua cayendo borra cualquier miedo o resquicio de duda. Con esta sensación en mi interior me traslado a un escenario dónde un simple gesto de sorpresa,  acompañado de una mirada nos hace sentir que al igual que Karen, bajo el sol africano, todos brillamos, sólo tenemos que dejar pasar la lluvia.

Y para finalizar rescato a un guapo Mr. Darcy que durante el frío amanecer se funde en un eterno abrazo con Elizabeth, y del que no recuerdo las palabras porque a lo mejor ni las dijeron o a mi me sobraron. Y ese instante me traslada a muchas vueltas, idas y venidas hasta la definitiva, a principios de un otoño.

Entonces releo el texto y me sonrío a mi misma porque para no necesitar decir nada todo lo que os he contado.




miércoles, 1 de noviembre de 2017

Un castillo, una reina y un rayo de sol


Erase una vez hace muchos años una reina que ascendía la colina hacia su castillo, derrotada y cansada, tras librar una gran batalla, en su rostro podía leerse el dolor tras la gran pérdida de muchos hombres, vidas, sin un motivo claro. Y es que los propósitos que a veces tenemos claros pueden tornarse en duda con un solo chasquido de dedos.
La reina al paso por las calles se vio sometida al escarnio público, mujeres con el rostro abatido por la ira y el dolor se agolpaban tras las ventanas, junto a ellas niños pequeños que miraban hacia su soberana con inquietud y temor, marido y padre se habían marchado para siempre ¿qué sería de ellos en el futuro? Habían creído en ella, confiado y seguida y ahora tornaba sola sin mucho más que ofrecer que un cobijo seguro para ellos en el castillo.Ni siquiera, autoestima y confianza les podía ofrecer, porque ella misma la había perdido, se había quedado atrás, enredada en la maleza, escondida en una trinchera.

Las 6:30 am, un despertador devuelve a nuestra protagonista al mundo de los vivos, todavía adormilada se incorpora e intenta recordar el sueño que ha tenido esa noche, antes de olvidarlo corre hacia su libreta dónde su mundo onírico se ordena en páginas.
A cada palabra siente un gran escalofrío que recorre su espalda, y es que si ha podido sentir el dolor de esa mujer a la vuelta de una batalla, ahora puede reconocerse en cada una de las palabras que está escribiendo.
Siente que el regreso es de cualquiera de las situaciones que nos rodean cada día, ni siquiera tiene porque ser la peor, muchas veces esos pequeños roces se amontonan y el más liviano nos hace caer, los rostros de las mujeres se convierten en sus frustraciones que acumula cada día en su vida de adulta y los niños son esos deseos de niña que sean quedado en el tintero. El ascenso al castillo se convierte en esa empinada cuesta que nos lleva hacia el interior, hacia nuestro yo más profundo, al lugar donde lamer nuestras heridas y prepararnos para salir de nuevo.
Sabe que tras cada letra se esconde una metáfora, vive en el siglo XXI, donde las luchas además de ser un conflicto armado en diferentes partes del planeta, son las batallas de los hombres y las mujeres consigo mismos. Y es que muchas veces, los miedos, las creencias, el cómo nos vemos a nosotros mismos se puede convertir en nuestra más poderosa arma de destrucción.
El cómo salimos es una elección personal, podemos hacerlo temerosos y a hurtadillas por la puerta trasera con una coraza, podemos elegir cerrar ventanas y compuertas para que no vuelvan a dañarnos o abrir bien todos los rincones para dejar que entre el sol y la brisa fresca.

lunes, 30 de octubre de 2017

A contracorriente

Como peces en el agua, así nos sentimos cuando estamos en nuestra zona de confort, y así podemos pasar nuestra vida, día tras día, sin preocuparnos que dirección seguir, total da igual pertenecemos a una gran comunidad que dirige y marca nuestro destino.
Y con esta foto y el tema elegido mi memoria se dirige al clásico de Disney Nemo, que narra la historia de un pezqueñín que decide salir de su mundo conocido para ver y explorar que había más allá, al otro lado de la barrera de corales. Con su salida al mundo exterior se enfrenta a peligros, oscuridades, sombras, miedos, y también nuevos compañeros como es el caso de Dory un pececito desmemoriado y divertido que trata de ayudarle, aunque como olvida lo que va haciendo le resulta de poca utilidad.

Primera parada para reflexión, ¿Qué tipo de compañeros de viaje prefiero, los útiles o los que me hacen reír? Sin duda los últimos porque esto de los compañeros de camino no son algo de usar, sino más bien de acompañar. No olvidemos que al final las decisiones y el rumbo de nuestra vida lo hemos de tomar nosotros.
Y volviendo al hilo de lo escrito os confieso que Dory es uno de mis personajes favoritos, porque vive el momento presente y es feliz. El ser un personaje de ficción lo convierte en un estereotipo algo exagerado, aunque a mi eso de poder borrar y hacer cuenta nueva de las cosas que no me gustan, me molaría mucho.

La segunda parada va para otro de los personajes que también me hace reflexionar: el padre, dejando atrás el suceso trágico que marca sus vidas, como es la muerte de la madre al inicio de la película, esta figura paterna me hace reflexionar sobre mis propias hijas, y en el sentimiento de pertenencia.
Conforme pasan los años intento prepararme para ese gran momento de abandono del nido, ese lugar que tan celosamente he creado, protegido y alimentado desde hace más de una década. Para hacerlo más llevadero he tirado de memoria y he recordado que tras esa figura de matriarca se esconde una mujer con unos sueños, metas y deseos, además de, que están esperando para ser cumplidos. Así que en este punto espero haber creado en ellas unas raíces sobre las que sostenerse y mantenerse así mismas, que ese alimento fuerte dé firmeza a los tallos y que crezcan hasta ser árboles maduros y fuertes. Y mientras todo esto va pasando poder encontrar esos ratos en los que poder dedicarme a otras cosas que me gustan y me llenan, además de.
Y porque vivo en sociedad, estos pensamientos han permanecido dormidos durante muchos años esperando que llegara el momento de despertar, de aprender a vivir aunque en muchas ocasiones mis decisiones me hagan nadar contra la corriente, y cuando descubres que no pasa nada, al contrario eres más coherente empiezas a disfrutar de nadar en la corriente. Sabiendo que en cualquier momento puedes descansar en una piedra, visitar nuevas cuevas, salir a la superficie a otear el horizonte y seguir viviendo en comunidad siendo cada día un poco más yo.

sábado, 28 de octubre de 2017

Señales en el camino

Hoy voy a escribir de algo que me encanta y es descubrir las pistas que el universo pone a nuestro alrededor para confirmarnos que estamos en lo que tenemos que hacer o a veces, sólo nos pone trabas para que podamos cambiar de proceder y dar un giro hacia otra parte.
Estas señales están para todos sólo que el día a día nos arrastra de tal forma que no somos capaces de notarlas, sólo cuando nos paramos y entrenamos un poco empezamos a percibir que no estamos solos y que cuidan de nosotros.
Se trata de pequeños detalles, a mí me llegan en forma de llamada telefónica, mensajes de WhatsApp, encontrarme con alguien, el nombre de una persona anónima que me evoca a otra , una película, un episodio de mi serie favorita en la que mencionan un poema especial para mi desde que lo encontré, The Road not taken de Robert Frost (este inciso es para recomendarlo), y así podría poneros un sinfín de ejemplos, sólo tenemos que estar atentos y vivir conscientemente.
Pero que palabro acabo de escribir "conscientemente",  y es que la práctica de yoga y un curso de mindfulness, te hablan de vivir y de saborear cada cosa y momento porque son únicos y no dejar que se pase eso que llamamos la vida sin enterarnos, que cada minuto cuente, de eso se trata esta historia que es la mía, es la tuya.
Recuerdo cuando una amiga tras una ruptura me dijo: ¿En que momento me han bajado del tren sin enterarme? ¿Cómo me han podido sacar así de la película?
En ese momento no supe que decirle, y ahora con mucho años pasados creo que empiezo a comprender, que somos los protagonistas y que nadie salvo nosotros mismos nos puede arrebatar el papel de estelar de nuestra historia. Y eso me conduce a bajar los pies a la tierra, a sentir las raíces y a cuidar como nuestro tallo crece, a vivir las estaciones, los días, la luz del sol, el soplo del viento, la escarcha de la noche, cada cosa que nos sucede como algo único y emocionante. Nos llegará de todo, tendremos altibajos, temas que preferiremos bordear hasta sortearlos, y se intercalarán los momentos, contarlos significará que estamos vivos .
Y dicho esto os dejo con mi señal favorita que son las plumas, me encanta saludarlas cuando aparecen en mi camino, me hacen sentirme segura de que alguien ahí arriba, llámalo cielo, universo...cuida de mí y me protege, las veo de todo tipo, blancas, negras, más finas, gruesas. Todas me valen y me devuelven la ilusión de creer que estoy en el camino y en definitiva ¡viva!


miércoles, 25 de octubre de 2017

Confesiones a la luz de la luna


La luna ha sido siempre objeto de numerosas leyendas, se convirtió en objeto del deseo de la humanidad que alcanzó a pisarla en 1.969, quizá fue sólo un andar de puntillas sobre esa gran esfera de luz, una forma de demostrar que la fuerza del hombre está por encima de todas las leyes naturales, aunque sea fugazmente.

Y bueno aunque admiro esta tenacidad de los humanos de establecer su supremacía sobre el universo, en el fondo sigo siendo una romántica, que cada vez que hay luna llena limpia sus piedras y las pone bajo su luz para que se llenen de energía y ..... Os confieso algo que me encanta hacer cada verano, aprovecho para salir al balcón y sentarme a tomar "baños de luna". 

En uno de estos momentos agarré papel y lápiz y escribí una larga carta, una misiva con destinatario pero sin matasellos, tan sólo confié en que el influjo de la "Luz de luna" lo llevara a quien correspondía y se que no estaba en los brazos de Morfeo, porque tengo la carta manuscrita como testigo. También puedo afirmar que llegó, ¿fue el "Hechizo la Luna"  que no pudo negarse a la decisión con que escribí mis palabras? Cada vez estoy más segura que así fue, porque cuando nuestros escritos suenan sinceros y salen del corazón, no hay límites ni fronteras para ellos, atraviesan mares, muros, montañas y cualquier obstáculo que se pueda interponer.

También se que llegaron porque hubo respuesta, por suerte esa persona reaccionó y hoy está en el camino y justo en el sitio que tiene que estar, y por lo que se feliz. Así que volveré a hacerlo una y otra vez, y si te apetece te invito a hacerlo porque es una experiencia lunar.






lunes, 14 de agosto de 2017

¿ Dónde van nuestros recuerdos no recordados?


Me encanta asociar los recuerdos con colores, visualizar las imágenes y darles color según aquello que me evoquen, verdes intensos para los veranos pasados en Galicia, verde hierba para las vivencias en la aldea, amarillos y dorados para las largas tardes de julio en Cartagena, grises y blancos para los Levantes, ocres y marrones para las tardes de otoño que a mí me huelen a castañas asadas, aunque cada vez se vean menos. Los naranjas para las puestas de sol junto al Mar Menor, y las tardes de invierno en mi comedor, azules para mis baños en el Mediterráneo y para los amaneceres de invierno, lilas y malvas para la Semana Santa y rojos para la Navidad.
SI tuviera que resumir mis vivencias en dos colores elegiría el blanco para todo aquello que identifico como alegre y me llena de vitalidad y el negro para aquellas situaciones que me son inciertas.
Llegado a este punto me digo:¿Qué sucede con aquellos recuerdos que negamos?  ¿Con aquellas vivencias que por dolorosas o porque nos avergüenzan desterramos? ¿Dónde van? ¿Qué color elegimos para evocarlas?

Y me doy cuenta que hay determinados hechos que he decidido borrar, si hago un esfuerzo los vislumbro entre brumas y grises, casi no acierto a ver las caras de aquellos que los protagonizaron los he desdibujado casi a propósito para que no me duelan. Para mi sorpresa compruebo que si escarbo un poquito salen a la luz y vuelven deformes y adquiriendo proporciones desmesuradas.
Percibo que son aquellas cosas a las que no he querido mirar de frente, aquellas por las que simplemente he decidido pasar página, esconderlas bajo la alfombra o silenciarlas para que no pesaran. Descubro además que se convierten en una materia que alimenta la oscuridad y los abismos, convirtiéndose en un miedo limitante. Si me paro a pensar en aquello que me detiene, nunca veo animales gigantes, ni cadenas opresivas, muchas veces son manchas grises que se ciernen sobre el horizonte impidiéndome avanzar u obligándome a dar un rodeo.

Y es en este punto, en el que me paro y decido sin hacerme sangre, de veras no se trata de eso, visualizar ese recuerdo y no negarlo: estuvo, existió, tiene nombre y lo viví como supe en ese momento, no quiero negarlo, porque me ha llevado a ser la persona que soy hoy. Quiero darle su lugar y espacio en mi vida, porque el simple hecho de ser se convierte en una asignatura y no quiero dejar pendientes para septiembre.

Tras leer la novela Todo esto te daré de Dolores Redondo, me quedé enganchada en la parte en la explicaba "Lo entregado al no",  en la que hace referencia a una leyenda de la mitología vasca en la que se dice que todo aquello que negamos y es real se convierte en una sustancia gris que alimenta al mal. De esta manera cada vez que negamos un suceso, ya sea bueno o como mecanismo de defensa, lo entregamos al universo que entiende no somos merecedores de ello y nos lo retira.

Desde ese momento una avalancha de recuerdos me ha sobrevenido, intento controlarlos para que lleguen de uno en uno, y voy diciéndome: si amé y fui amada, juzgué, mentí, no me permití llorar,  me gusta ver determinados programas y soy capaz de hacer lecturas muy dispares, me gusta cambiar mi estilo al vestir y sobre todo: "Si he tenido pasado".

Hace poco me decía un conocido que cuando el tuviera hijos les contaría aquellas cosas que había hecho para que ellos supieran que su padre es una persona de carne y hueso y que ha vivido hasta convertirse en lo que es. Siguiendo su consejo, un día le dije a mi hija mayor, que yo había sido la reina de la pista y que había salido mucho.... La respuesta la tuve hace unos días en los que le envié un WhatsApp, ya entrada la madrugada, en la que le preguntaba que hacía:

Y estáis allí los jóvenes?- le pregunté yo

Sii. Con música pasándonoslo bnn- me contestó ella

Por favor cuidado con coches y bebida - le requerí yo

Como tu eras la reina de la pista nosotras también- me contestó ella.

Y así me quedé yo sentada en la cama intentando recordar sin mucho esfuerzo esas noches en las que de verdad me sentía la reina de la pista, en las que bailaba sin parar y me encantaba chapurrear las canciones inventadas en inglés.

Entonces me vino la canción de Joaquín Sabina a la cabeza, Y nos dieron las diez, sólo que a mí me dieron la una, las dos, las tres y... convirtiendo esa materia sin forma en noches de verano, en noches de Private y El Palio y en mil y una aventuras vividas.

Surgieron caras del olvido, a las que agradecía haber estado ahí en ese tiempo y me prometí que no volvería a jugar al jueguecito: y ahora hacemos que esto no ha pasado, porque si pasó y fue real.



lunes, 7 de agosto de 2017

Agrupaciones y círculos








¿Cómo nos agrupamos? Esta pregunta la llevo durante años como una constante, vas creciendo y te vas dando diversas respuestas, hasta que un día tus propias hijas te preguntan, ¿Mamá, que hacemos aquí, porque estoy en esta familia?

A mí me gusta contestarles que ellas desde el limbo nos eligieron, que tenían un sitio privilegiado y dijeron con estos padres, hermanos, tíos, primos quiero vivir.

Cuando doy esta respuesta, lógicamente me la vuelvo a hacer yo misma. Y casi que estoy convencida de que así es, elegimos la familia en la que queremos estar así como los aprendizajes que haremos todos juntos. Aceptamos aunque los olvidemos la nacer todas las vivencias de nuestros ancestros y les reconocemos su mérito de haber vivido como sabían, anclamos nuestras raíces y con eso iniciamos una nueva historia, personal y única, en la familia.

Además de los lazos de sangre, vamos tejiendo a nuestro alrededor vínculos con otras personas a las que parece que conocemos de toda la vida y es que es posible que así sea, que hayamos coincidido en muchas otras historias y que nos alegremos al reencontrarnos.

El viernes pasado se produjo la última de estas coincidencias, hablando con una amiga reciente, aunque parece que de toda la vida, tras muchas conversaciones idas i venidas, resulta que hace muchos años había conocido a su hermana pequeña, con la que tengo en común dos hijas de edad parecida, de una forma o de otra estaba previsto que nos encontráramos, si en esa época no era el momento, no pasa nada ha sido 15 años después, el caso es que es y que ha sucedido cuando tenía que ser.

Agradecida por lo tanto a todo mi linaje, por lo aprendido y superado y feliz con todo el círculo de amigos que orbita a mi alrededor y del que yo también formo parte a la inversa. La vida se convierte así en un continuo aprendizaje donde todos somos maestros y alumnos.

¡Viva vivir!

jueves, 3 de agosto de 2017

Trenzando la vida

Ayer mientras  las niñas se hacían trenzas, me fije en sus caras al tiempo que veía como movían sus dedos con destreza, con una mano firme sostenían todo el pelo, con la otra cogía un mechón, lo volvían a poner y así hasta  que terminaron el peinado. Al verla le hice una foto pensando de que manera íbamos tomando decisiones y trenzando nuestra vida.
Como esta trenza todos al nacer tenemos unas raíces, que marcan el inicio. Nos vamos alimentando de distintas fuentes, al igual que lo va haciendo este recogido hasta llegar a consolidar un tronco que podría compararse con nuestra edad adulta. A partir de ese momento y con una base solida continúa la cadena de pelo hasta llegar al final, de la misma forma que nuestra vida sigue esa concatenación de sucesos, acontecimientos y experiencias hasta terminar.


martes, 1 de agosto de 2017

La receta de cada uno



El otro día mientras cocinaba con mi sobrina Laura hablábamos de cómo su madre, mi hermana, la abuela Mary, mi madre  y yo preparábamos la ternera. Aunque su madre y yo hemos tenido la misma fuente, una vez copiada la receta, cada una la hemos ido adaptando según nuestro tiempo, y toque personal.
Esta conversación me llevo a la siguiente reflexión, la vida y nuestras elecciones pueden compararse a los platos de cocina y sus ingredientes. Todos disponemos de una materia prima parecida, el cómo la cocinamos depende de cada uno. Muy hecha, cruda, al punto de sal, picante, dulce.... hay muchas opciones para conseguir el plato perfecto.
Sin entrar en juicios, me detengo de nuevo en este punto y es que....
Nos acostumbramos a preparar la comida de una manera y lo hacemos de forma automática, casi sin preguntarnos el porqué, y un día tras otro, plato tras plato vamos haciendo siempre lo mismo. Hasta que un día abrimos el armario y nos falta uno de estos componentes, hasta hoy no le reconocíamos su papel y ahora sin el no sabemos seguir.
En este punto somos conscientes y o nos entra el pánico, que puede transformarse en bloqueo, o abrimos la puerta a lo nuevo.
Mi opinión es que estamos ante la oportunidad perfecta para pensar cómo podemos continuar. Hacer cambios no significa desterrar todo lo antiguo, implica explorar otras vías, convertirnos en personas con recursos ante los distintos caminos que se abren.
De la misma forma pasa en la cocina, puedes sólo "cocer o enriquecer", es una elección personal.
En la foto os dejo mi propuesta de guiso de ternera, a los ingredientes se le añade el humor con el que lo preparo y os aseguro de que una vez a otra se nota la diferencia. ¿Gustas?

PD. Si quieres enviarme tu receta acepto sugerencias





lunes, 31 de julio de 2017

Romance y leyenda entre un pirata y una sirena


Ella vivía una vida normal, aunque residía en una ciudad portuaria su día a día no giraba en torno al mar. Una noche, durante una celebración familiar, llamaron a su puerta, él un hombre mayor y extranjero, que se hacía llamar el “holandés errante”, venía a buscarla.
Con miedo en el cuerpo y animada por su hermana aceptó su propuesta. Le costaba reconocerlo, pero en el fondo de su corazón algo se despertó que le hizo sentir que no era un extraño.

Sólo les llevo unos minutos acercarse a la playa, dónde le dijo emprenderían un largo viaje. Antes de partir, lo miró y le pidió que la esperará unos minutos, debía hablar unas cosas con el padre de sus hijas, al fin y al cabo habían compartido muchos años juntos.

El viejo pirata se inquietó al verla alejarse, una mujer joven que estaba junto a él lo tranquilizó, “Volverá”- le dijo, es necesario que cierre su vida aquí.
Junto a la orilla del tranquilo mar de medianoche la conversación entre los esposos tocaba fin. En ese momento el marido le preguntó “¿lo sabe?”-, ella se giró hacía él con su amplia sonrisa, “Sí, claro”. Mientras respondía su cuerpo se iba llenando de escamas de cintura para abajo y un suave balanceo la mantenía a flote.

¡Suerte!-, le susurró él mientras volvía.
De fondo y a lo lejos, sonaba una música que invitaba a bailar. Todo hacía presagiar el reencuentro de estas dos almas, que pertenecían al mar. Ése que durante siglos tanto les había dado y al que ahora debían retornar en busca del origen.

Aunque son personajes de leyenda, a los que se les atribuyen maldiciones y encantamientos, a mí me fascinan. Como amante del mar y de sus secretos más preciados intento apartar los prejuicios que sobre piratas y sirenas nos ha contado la historia, veo en ellos a seres que unidos en perfecta conjunción surcan los mares defendiendo aquello que está en la superficie y en las profundidades del mar.

viernes, 28 de julio de 2017

Cuando creer es crear



Yo tuve un sueño/I have a dream, es el título del poderoso discurso de Martin Luther King pronunciado el 28 de agosto de 1963. En el expresaba su deseo de que los hombres con independencia de su raza y color pudieran convivir de forma armoniosa y pacífica.

En agosto de 2016, mi hija Paloma escribió esto, en una tablilla, al final de su campamento en Pirineos, en ella expresaba su deseo de ir a Canarias al año siguiente. La elección de este destino no era fortuita, en el festival de la canción scout, que cada año se celebra en San Jorge, su grupo fue ganador y el premio consistía en viajar a Canarias a representar a la Región de Murcia en un certamen nacional.

Comparar ambos sueños puede parecer una frivolidad, aunque visto así no lo es porque el fondo es muy parecido. Todas las personas tenemos sueños que, a veces, por creencias negativas instaladas en nuestra mente desde no se sabe, somos incapaces de verbalizar, estamos seguros que si lo contamos no se cumplirá o alguien vendrá y lo gafará. Y todo ello es producto del miedo que nos acomoda en nuestro espacio, ese por si con el que vamos tejiendo nuestras redes de protección y en las que muchas veces nos quedamos enganchados sin poder avanzar.

Con esto no quiero decir que no actuemos con seguridad, y lo expreso con otro ejemplo si vas en moto, por favor utiliza todas las protecciones, y una vez hecho si te gusta sentir el aire en tu cuerpo, sal a la carretera. En la vida igual, piensa en tus deseos verbalízalos, escríbelos y una vez visualizados, ponte en marcha en busca de todos los recursos que te llevarán a conseguirlos.

¿Cómo será ese recorrido? Pues nos somos adivinos, claro que si nos hace falta dinero para comprar algo, pues a lo mejor es buena idea poner una hucha destinada al ahorro, con esto lo que quiero decir es que no basta con pensarlo, hay que fabricarlo.

Creer es sinónimo de imaginar, es dar por cierta una cosa y si lo creemos firmemente es posible que el resultado final sea nuestra creación.

Ella lo pronunció convencida y porque creer es crear su sueño se está haciendo realidad y hoy volverán mis dos hijas scout de Canarias, junto con otras 150 personas que creyeron y crearon.

¡ Feliz regreso chicos!

jueves, 27 de julio de 2017

El sendero

Tras la tempestad viene la calma, dicho popular aplicado a periodos de actividad frenética, en las que si no paramos, tranquilos, vendrán, alguien o algo, y nos sacarán la tarjeta roja a modo de alto.

En estos momentos que estoy en el banquillo, evidentemente no por decisión propia, me digo a mi misma ¿es necesario ver el rojo para detenernos? ¿no sería más fácil seguir las señales y hacer un alto en el camino sin caer extenuados?

Que todos venimos a esta vida con un plan previo trazado es algo que cada vez tengo más claro, el como lo ejecutemos es algo personal y depende en gran medida de nuestra libertad y decisiones propias.

Por eso me emociono cuando, ahora, en plena crisis de valores y con un sistema social en transición, que oscila desde la visión más tradicional a las nuevas miradas, me pregunto si no deberíamos aprovechar todo lo aprendido para vivir de forma plena y con sentido, entendiendo éste último desde una perspectiva metafísica y corporal.

Me explico, además de llenar nuestra cabeza de discursos y lecturas, buscando un porqué,  llenar nuestro cuerpo de olores, notas o sabores. Se trataría de un intento por alcanzar el equilibrio: cultivo mi mente a la vez que mi cuerpo disfruta.

Y esto me vino cuando tras romper una ola frente a la orilla, fotografié mis pies, y descubrí que tras el alboroto una estela a modo de camino se insinuaba ante mí. Y tal y como la imagen muestra y casi por inercia uno de mis pies se adelantó al otro a modo de paso.

miércoles, 26 de julio de 2017

¿Rayo de sol o nube?











You are my sunshine, my only sunshine
you make me happy when skies are grey
you will never know dear how much I love you
please do not take my sunshine away

(Jimmie Davis 1939)


La imagen captada en esta foto me ha trasladado irremediablemente a 1986, fecha en la que conocí esta canción. Mi teacher Carlos (Charlie) la ponía en clase, la repetición de las palabras y su cadencia la convertían en un recurso fácil para unos adolescentes en ebullición.

De ella sólo recuerdo el estribillo. Hace poco la escuché en una película, la cuál no recuerdo su título, aunque sí a su protagonista: un Clint Eastwood mayorcito y muy interesante.

La canción, convertida en un símbolo en Alabama, fue incluida en 2013, por el Congreso de Estados Unidos, dentro del repertorio de Grabaciones Nacionales.  Habla de amores no correspondidos que dejan a la persona con sus sueños rotos.

Claro que todo depende del cristal con que se mire, y aunque es una segunda persona que suele indicar "otro", también nos la podemos dedicar a nosotros mismos, como responsables y creadores de nuestros días soleados y grises. Es una elección personal elegimos apostar cada día por ver un rayo o instalar un nubarrón y ninguno es bueno ni malo. Un exceso de luz puede cegarnos, al igual que llevar la nube a cuestas es una carga muy pesada.

Busquemos el equilibrio, si el día lo pintamos soleado, dejémonos acariciar por las rayos, que se nos cuela la nube aprovechamos para limpiarnos y entremedias de ese clarioscuro vislumbramos el arcoíris. Éste representa la amplia gama de colores y perspectivas con las que podemos seguir el camino. Verdes, lilas, azules.... tu eliges el color con el que mirar. Y todos valen.

martes, 25 de julio de 2017

Negro versus Blanco



La oscuridad de la noche contrasta con las noches en vela. El silencio que se apodera del momento choca con los ruidos de la mente. El manto que todo lo cubre deja al descubierto nuestros miedos más íntimos. Cerramos los ojos y abrimos la puerta de los sueños. Amanece y despertamos a los sonidos, a la luz, en ese instante nuestro cerebro descansa ya no está solo.
Microrrelato sobre la noche

lunes, 24 de julio de 2017

Lecturas de verano


Entre las muchas cosas que tengo el placer de hacer en verano: madrugar para después de un café seguir durmiendo, poner una lavadora y volverme a acostar, salir a caminar y ver que tengo toda la mañana para volverme a recostar, bajar a la playa para recostada disfrutar una puesta de sol.... veréis que todo gira en torno a descansar. Bien, pues hay una actividad que me encanta y que entrelazo entre mis otros quehaceres y es la de leer libros durante la época estival.

Aventuras, amores, intrigas, autoayuda, todos los géneros me valen con tal de tener un libro entre mis manos. Atrás quedaron los tiempos de los semanales, vuelvo a disfrutar las páginas de una novela e incluso releer aquellas que tiempo atrás cayeron en mis manos y que regresan desde otra perspectiva.

Y aunque tengo e-book, sigo encontrándole cierta gracia a sostener las 500 páginas de uno de estos ejemplares sobre mis rodillas, eso sí incorporándole una luz, que además, está considerada como el regalo del año. Visto así ¿alguien puede renunciar a ello? Yo no, así que entrego una parte de mi tiempo al disfrute de estas lecturas.

Luces, gafas y a leer.....


viernes, 21 de julio de 2017

Lo que vemos


Hace unos días tomaba café en una terraza, como las vistas me gustaban tanto decidir hacer una foto.



Al abrirla me di cuenta de la cantidad de cosas y elementos que aparecían en la misma y de los que no me había percatado porque estaba con la vista puesta en el mar, las nubes y el infinito.


Recorté la imagen para dejar lo que realmente yo estaba viendo cuando tomé la instantánea. Una oleada de alegría me invadió el cuerpo había conseguido centrarme en la belleza de la imagen dejando atrás los ruidos.

En ese momento sentí lo fácil que es quedarnos atrapados en pequeños detalles sin importancia olvidando nuestro propósito. Y decidí que de forma consciente eliminaría todo lo que no me sirve y me ocupa espacio en el disco duro.

Me dije a mi misma que no perdería de vista el horizonte, mientras disfrutaba de un café.





jueves, 20 de julio de 2017

A modo de inicio



Hola, empieza mi nueva aventura. Esto es algo que tenía muchas ganas de hacer y que había ido dejando por falta de tiempo. Ay el tiempo, ese bien que todos poseemos en abundancia y que siempre nos falta.

Escribiré por el simple placer de hacerlo, porque siempre tenemos algo que contar.