domingo, 8 de septiembre de 2019

Vasijas de barro

Durante el último viaje me observé a mi misma fotografiando sin parar grandes vasijas, tinajas, que habían pertenecido a la cultura minoica, y que servían principalmente para la conservación de alimentos. Aunque no creo que fuera sólo por la parte histórica porque lo que me llamaran la atención, más bien era su tamaño. Me preguntaba, si yo no soy muy alta, y apenas veo los bordes ¿cómo harían para volcar su contenido? ¿lo extraerían con un cazo? ¿alguien habría caído en su interior intentando extraer la mercancía?
Así que imaginé a personas trabajando para la construcción de la misma, creando a conciencia unas paredes fuertes que puedan cumplir con su cometido y perdurar en la historia llegando a nosotros. Dejando así quizá de forma involuntaria un legado que nos permitiera imaginar como sería una parte de su vida.
En medio de estas cavilaciones me encontraba, cuando vino a mí la imagen de Ghost en la que Demi Moore no puede dormir y se levanta a trabajar, mientras sus pensamientos se agolpan sobre su mente, como si de una meditación se tratara, concentrada su mirada en el torno, empieza a mover rítmicamente sus manos, creando círculos, arriba y abajo.
En ese momento nada la hacia presagiar lo que se avecinaba, aunque algo la alejó del sueño a  medianoche, y en este momento de mi vida en el que tengo ese tipo de despertares, pienso en que puedo hacer yo para volver a dormirme, y ese algo que haga ¿servirá para los demás?
Igual tengo mucho afán de perdurar, fruto quizá de pertenecer a una ciudad tri-milenaria, dónde a cada paso que das puedes encontrar restos de una vida pasada, puede ser también por esa intriga que me despierta el saber cómo viven los demás, que hacen en su día a día, como solucionan la logística familiar.
Cuando el insomnio me visita decido abrir el ordenador, las notas de Gmail en el móvil o una libreta y me lanzo a escribir, empezando por mi propia vida, anotando los sueños que tengo para luego comprobar cómo se han hecho realidad, me encanta como las imágenes aparecen un tanto sin sentido y luego un año o meses después adquieren significado, hago listas interminables de cosas por hacer....
Atrás quedaron las noches de agobio en las que me repetía tengo que volver a dormirme, era un bucle innecesario y que en nada me ayudaba.
Y así poco a poco vuelvo a los brazos de Morfeo, a veces me ayudo también con las páginas de un buen libro, todo es válido para poder volver a dormir. 

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