miércoles, 8 de enero de 2020

Personajes en acción

Todavía con resaca de villancicos, luces que parpadean en los balcones, pegatinas y nieve a medio quitar en las ventanas, árboles de Navidad que permanecen en los salones hasta San Antón, que pascuas son, y por supuesto de comidas. 

Me siento hoy sabiendo que al final he dado con mi vara de mando, esta se vino conmigo mientras paseaba por la montaña hace unos días, en realidad fueron dos las que eligieron formar parte de mi espacio personal en casa. Las acepté como símbolo de aquello que escribía al final de 2019.
Prosiguiendo con esa trama a la que estoy dando forma, me toca desmenuzar como quiero que sea mi personaje. Varias ideas me rondan la cabeza, ¿lo haré a mi imagen y semejanza o por el contrario fantasearé con lo que siempre quise ser? 
Me remango y manos a la obra, deseo un personaje que sea lo más de carne y hueso posible, que respire y sienta como el aire entra y sale de su cuerpo, que perciba los colores y la belleza de aquello que le rodea y que además consiga darle a su cristalino un toque de luz en cada mirada. Que sus cabellos sean de verdad antenas que la conecten con su universo más cercano y que sus orejas además de lucir bellos pendientes sean receptoras de confesiones; que su boca además de paladear, lo amargo y dulce, sea eco de hermosas palabras provenientes de su yo más interno.
Que su cuello sea una extensión camino del corazón, un sendero por el que transitar hasta el pecho, lugar este dónde los angostos recovecos han de ser transformados en cuevas luminosas por las que el agua pueda corretear con facilidad.
Sus manos serán a su vez una prolongación de aquello que siente, porque le permitirán darle forma a través de la escritura y las manualidades, así que tiene unos dedos largos, adornados la mayoría de los días por un aro denominado anillo, elegido este cuidadosamente entre una gran colección. Piedras de colores, formas geométricas y distintos metales cumplen cada día su función de acompañamiento.
De piernas tiene columnas, pilares en los que sostenerse que de forma voluptuosa la acompañan en su diario caminar, entre sus propósitos de año nuevo rebajar un tanto su volumen, porque ya no necesita que nada le de soporte. 
Y terminando de escribir esto me levanto y contemplo mi imagen ante el espejo, me devuelve aquello que quiero ser. Me doy cuenta del gran poder que tenemos a la hora de crear nuestra fisonomía, puedo verme joven y sin arrugas, si así lo deseo, o cómo entro en años en un chasquido, reina o plebeya, todo esta a mi alcance, tan sólo tengo que desear ser quien soy. Inspiro y soltando el aire dejo que escape aquello que no me pertenece, despojándome de la piel que a modo de abrigo me recubría hasta hacerme invisible, porque ya no la necesito.

1 comentario:

  1. Tener la valentía de mostrarnos tal cual somos. Gracias x tus palabras

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