domingo, 12 de mayo de 2019

Aguas estancadas

Al comenzar 2019 y tras pasar el mes de enero, planificando el año nuevo, me hice el firme propósito de escribir cada semana, tenía que elegir un día y los domingos me parecieron los más adecuados porque marcan el final o el inicio de una nueva oleada de días o cómo queramos verlo.
Manos a la obra comencé en febrero y he ido publicando cada día del señor, reflexionando sobre cuestiones de mi día a día, a veces uniéndolas con el momento que se celebraba a mi alrededor, otras tan sólo contando mi experiencia.
Y así llegamos al domingo pasado, 5 de mayo, en el que además se exalta la figura de la madre, y claro como soy hija y madre, por ese orden, me tomé el día de asueto y no publiqué nada. 
Mi sorpresa fue cuando una amiga, muy querida por mí, Sony,
Foto tomada por alguno de mis compañeros de viaje en Irlanda en  
el Pozo de Santa Brígida (Kildare).
me pregunto: - Mery, ¿tu blog?. 
En ese momento no supe que decir, aunque me emocionó el Whatsapp, porque esto que yo hago para mí adquiría también un sentido para los demás. Cada vez que publico las respuestas que recibo son alimento para el alma, así que como es domingo, me pongo en faena con un nuevo retazo de mi historia que es la que comparto con todos vosotros.
Para hoy he elegido el significado de "aguas estancadas". El fin de semana pasado estuve en contacto con el mar, donde las aguas fluyen y se renuevan a cada instante, cada ola que llega a la orilla viene con un nuevo brío, con una onda diferente, con una espuma propia, permanece junto a nosotros un instante nos refresca, y a continuación vuelve a marcharse en busca de otras orillas o nuevas historias que contar.
Del mar que es el hermano grande, he pensado en los ríos, que corretean buscando huecos para seguir siempre hacía adelante, y casi imposible volver atrás, avanzan en una única dirección, dónde el pasado no importa.
Y de ahí me he ido a las aguas que se quedan atascadas en un determinado punto, se clavan en el hueco de una roca, se acomodan en el margen de un camino y permanecen ahí hasta que se secan o alguien les abre la puerta a seguir.  Esta comparación me lleva a los pensamientos que tenemos las personas, la mayoría de ellos pasan en microsegundos, dando paso a otros, unos nos llevan a la acción, otros sin embargo los dejamos correr, ¿Qué sucede con los que no evolucionan en ninguna dirección? Y se quedan ahí, segundos, horas, días, años, se enquistan y se convierten en parte de nosotros. A veces estos son los que nos producen enfermedades y malestar, porque hace tiempo que debieron salir y no lo han hecho.
Están tan solidificados que en el punto dónde se han quedado crean una muralla que hace imposible el avance, el paso de otras corrientes e ideas se convierten en una aventura de escalada similar a la del muro de "Juego de Tronos" porque no pueden franquear la estructura compacta que hemos consolidado. 
Es entonces cuando el fuego del dragón hace posible que se resquebraje la estructura, ¿y quienes son esos dragones? Pues a pesar de estar condenados por la literatura, y verlos como una amenaza, yo voy a lanzarles una mano amiga. Al igual que defienden castillos también podemos tenerlos a nuestro favor para volar sobre sus lomos y con fuego romper las barreras que nos hemos auto-creado. Es cuestión de cambiar el cristal con el que los miramos.
Pues en este proceso estoy, en reconocer que se me ha estancado dentro para poder eliminarlo del todo, hace un par de años ya tuve que recurrir a una ayuda externa que abriera cual soplete un hueco para limpiar, espero que esta vez no sea necesario, y si lo es bienvenido sea, porque no estamos solos en esta aventura.
Además que sepáis que las aguas densas, saben dónde pararse, generalmente en nuestro talón de Aquiles, en el punto que tenemos más débil. Porque es ahí dónde encuentran el espacio para quedarse y hacerse fuertes, dónde nuestros miedos se convierten en gigantes que cual molinos de agua nos acechan y volviendo de nuevo los términos de las figuras literarias, los molinos son construcciones en los que gracias a la fuerza motriz del agua podemos desde moler el cereal a producir electricidad.
Con esto quiero decir que siempre podemos invertir los términos de la ecuación para cambiar el resultado. 
Dónde pensábamos que no había salida, podemos encontrarla, todo depende de la manera en que  decidamos abordarlo y de la perspectiva que le demos.  Así que manos a la obra, a la masa o cómo os sintáis más cómodos y a cavar los túneles por los que el agua vuelva a correr y siga su camino. Yo ya estoy con el cubo y la pala preparada para hacer los pasadizos del castillo, serán oscuros y a veces húmedos aunque te garantizo que siempre hay una luz al final del camino . ¿Te animas?

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