domingo, 3 de marzo de 2019

¡Que Viva y vive el Carnaval!



 En estos días nos encontramos de pleno celebrando el Carnaval, nos queremos saciar de fiesta, hasta no poder más, en previsión a la época que nos viene después: la Cuaresma. 
Aunque lo que hoy llama mi atención es uno de los elementos que más se usan en estos disfraces, las máscaras. Piezas, estas, con las que cubrimos nuestras caras para evitar ser descubiertos, y que más allá del uso que se le da en estas fiestas, otros conocidos personajes también las han incorporado a sus atuendos para no ser reconocidos, el más legendario de todos ellos El Zorro.
Si ahondamos un poco más podemos hasta encontrar máscaras invisibles que recubren el alma y no nos permiten saber ante quien estamos debido a ese impenetrable bloque que une nuestro verdadero ser con el exterior.
Algo así es lo que cuenta el conocido libro El Caballero de la Armadura Oxidada, Robert Fisher, en el que un señor de las guerras un buen día se colocó su armadura y esta se quedó de tal manera acomodada en su cuerpo que se oxidó y tuvo que iniciar un importante viaje hasta poder quitársela por completo.
Cuando era jovencita asistí a un taller de creación de máscaras, las hacíamos con vendas de yeso de escayola, primero cubríamos el rostro con crema hidratante Nivea, recuerdo su agradable olor que nos transportaba a un campo en primavera. Ahora pienso además de hidratarnos nos hacia olvidar el agobiante momento que se iniciaba después. Y es que entonces comenzaban a colocarte las vendas sobre el rostro, así varias capas hasta tener un molde consistente de tu rostro.
El tiempo ese lo pasabas primero sintiendo las frías tiras y poco a poco iba llegando la oscuridad y tu respiración se intensificaba hasta acostumbrarse a ese nuevo medio.
Algo así nos pasa con las máscaras internas, en un momento determinado y yo diría que inconsciente percibimos que nos va bien cubriendo nuestra vida con un agradable olor. Podemos tapar aquellas cositas que no nos gustan de nosotros, y así capa a capa vamos forjando esa imagen nuestra que queremos transmitir, porque le gustamos a los demás.
La cuestión es que al igual que el yeso se seca y crea una estructura sólida, casi impenetrable y muy útil en el caso de curación de los huesos rotos, esa máscara que construimos sobre aquellas emociones que nos gustan también se compacta y se convierte en un muro infranqueable. Como resultado puede que un día nos despertemos sin saber casi ni quien somos y comienza entonces un largo proceso de demolición. Al igual que los sanitarios rompen con cuidado las escayolas, también debemos cuidar cómo abrimos ese bloque construido de forma artificial, no olvidemos que tras ella siempre se encuentra un alma, una esencia humana.
Y además es tan cómodo vivir dentro del edificio, tan calentito, que salir a la calle nos da hasta vértigo. En ese momento las gafas de sol se convierten muchas veces en nuestros aliados, cuidado si nos miran los ojos pueden leernos. Ya se, muchos tenéis los ojos claros y las necesitáis, antes de juzgarme ser benevolentes es una comparación y yo también las uso y tengo los ojos color avellana oscuro sin quitar la piel (mejor que marrones de toda la vida).
Aunque ¡bravo! por quien da ese primer paso, empezar a caminar es eso, primero uno y luego otro hasta que conseguimos avanzar.
Y es así como desgajamos la formación rocosa para permitir que el agua penetre y vaya limpiando cada resquicio, y que con sus mareas y movimiento vaya arrastrando tras de sí todo lo que ya no queremos para ser diluido en el océano lejos de nosotros, dando paso a un mar nuevo que quiere explorar todo lo que ante si se ofrece.
Y al mismo tiempo que ese proceso sucede, mientras tanto, vivimos en este planeta y dimensión, así que oye abre tus ojos y disfruta las cosas buenas que tiene la vida.
Feliz carnaval y ponte la máscara que te apetezca aunque no olvides luego quitártela y hasta el año que viene o cambia la perspectiva y desenmascara a esa persona que eres sin necesidad de cobertura, porque nos gustas así y mucho.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.